sábado, 16 de abril de 2016

REFLEXIÓN BLOQUE 4.


En este bloque hemos tratado básicamente dos puntos: las alergias e intolerancias alimentarias y los mitos y falacias sobre la alimentación.

Sobre el primer punto, hemos de señalar la importancia de conocer los distintos alérgenos de los alimentos, así como las intolerancias alimentarias (básicamente al gluten y a la lactosa). Ello nos servirá para evitar situaciones de riesgo, tanto dentro como fuera de casa (en los centros escolares, en restaurantes, en comidas con amigos, etc.). Hemos de ser conscientes de nuestras limitaciones si padecemos algún tipo de alergia e intolerancia y actuar en consecuencia (abstenernos de tomar esos alimentos y, ante la duda, sustituirlos por otros que no nos perjudiquen).

Sobre los mitos y falacia sobre la alimentación: ya hemos visto que son muchos y que su origen se deben a una gran desinformación sobre el tema. Como dice el dicho tradicional: el pan no engorda; engorda lo que se le añade (chorizo, salsas, untos varios, etc.). Pero pan con pan, es comida de tontos. En suma, no vayamos de un extremo al otro. El pan es bueno si va "bien acompañado". El vino es bueno, pero un vasito y en las comidas (no en el bar "chateando"). El aceite de oliva es oro líquido, pero sin pasarse (una chorradita, no un chorretón). Fruta sí, pero no en exceso (que engorda). Y así hasta donde queramos.

En el aula:

Sería conveniente tener bien identificados a los alumnos que padezcan algún tipo de alergia o intolerancia alimentaria, en orden a actuar correctamente en caso de urgencia (ingesta por descuido). En un principio hemos de partir de la base de estos alumnos están ya convenientemente diagnosticados y son conocedores de su patología. Nuestra labor pasaría por recordar la importancia de respetar las restricciones impuesta en su alimentación y hacerles ver que su patología no tiene porqué afectarles en su rendimiento académico ni en su calidad de vida.

Respecto a los mitos y falacias: hacerles ver que una alimentación sana es la mejor manera de conservar la salud. Ni la anorexia ni la bulimia son buenas consejeras ni para su salud ni para su autoestima. Ni existen las dietas milagro ni la píldora prodigiosa. Hay que comer, y comer de todo en cantidades razonables; y no olvidar el ejercicio, que también es muy importante para el desarrollo físico y mental. Las modas pasan, pero nuestra salud (o la falta de ella) nos acompañarán toda la vida.


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